Dragon Ball

Uno de mis primeros contactos, si no fue el primero, con el mundo del anime y lo oriental, fue la serie de Dragon Ball, fue una serie que nos dejo a todos boquiabiertos con un chico que podia lanzar bolas de fuego, con una cola de mono. Quien no ha jugado con sus amigos a luchar en la calle, creyéndose Son Goku o Piccolo. Voy más allá, quien no ha cantado el opening de esta serie.

Aún recuerdo el primer manga que mi madre me compro, el número 16 de Dragon Ball por 175 de las antiguas pesetas. Y como cada semana al salir del colegio me dirigía corriendo al kiosco para comprar el siguiente, una semana tras otra. Y la semana que no te lo traían o ya lo habían vendido, te ibas enfadado a casa. Las horas de mi vida que he dedicado a jugar a luchas con los muñecos de las patatas fritas, las tardes que he pasado frente a la televisión para los episodios.

Dragon Ball tuvo tanto éxito, que volvieron a editar los comic, figuritas que regalaban con las bolsas de patatas, posters, videojuegos, camisetas, etc. todo un arsenal de merchandising, palabra que por entonces desconocíamos, nosotros decíamos palabras como coleccionables, regalos.

En mi generación, Dragon ball supuso el final de era de los dibujos tiernos como Candy Candy, Marco y Heidi, quitando Mazinger Z, y el comienzo de toda una cultura de anime, como Ranma 1/2, Chicho Terremoto, Caballeros del Zodiaco, Supercampeones, etc.

Más información en Wikipedia y el Mundo de Dragon Ball.